La procastinación se refiere a la costumbre de retrasar tareas o situaciones que deben atenderse reemplazándolas por otras más agradables o irrelevantes. Cuando una persona procastina delega esas responsabilidades hasta el último minuto: «lo dejo para mañana, aún queda tiemp, lo que tiene varias razones de ser.

La procastinación y sus razones.

     Una de ellas está en relación directa con el tiempo, y en concreto con la recompensa y el castigo. Tomar la decisión de hacer algo en un determinado momento puede producir un conflicto directo entre el futuro y el interés actual. Cuando aparece un esfuerzo presente que produce un impacto emocional fuerte frente al futuro: “tengo tiempo para hacerlo hasta tal fecha” y el esfuerzo diferenciado entre “lo hago ahora” (gran esfuerzo), y “lo hago dentro de un tiempo”  (menos esfuerzo), puede provocar el postergar la actividad para un momento que supuestamente produce “menos esfuerzo”. Pero cuando llega el momento de hacerlo, el agobió emocional y la sensación de esfuerzo aumentan con lo que la situación se retrasará una vez más.

Ej: Un estudiante que tiene que hacer un trabajo para tal fecha (“tengo tiempo para hacerlo” ), o un fumador que pretende dejar de fumar (“por uno no pasa nada, después no fumaré”) y se pasa años fumando. ¿Qué hacer en este caso?  Que los objetivos presentes se sientan como objetivos futuros generando una sensación de recompensa y bienestar. ¿Qué gano yo si hago el trabajo ahora? ¿Qué gano yo si dejo de fumar ahora?

     Por otro lado, tenemos las tareas desagradables, aburridas o que no son interesantes: comprar regalos en determinadas épocas, planchar, etc. En este caso dividir el objetivo final en pequeños objetivos ayuda a que no se vea el final como “algo que me supera” , y de cada pequeño paso vaya sacando interiormente mi recompensa: “lo he hecho, ahora a por el siguiente”.

     Un tercer aspecto importante en la procastinación es el colapso mental. Se produce entre el impulso de hacer algo y la decisión inevitable a favor del impulso. Ej “tengo ganas de mirar el whatsup, me conecto en vez de hacer el trabajo”; a mayor facilidad de acceso a los impulsos mayor tendencia de llevarlos a cabo de forma rápida, sin tiempo para valorar la decisión. Para ello puede funcionar organizar un medio de tal forma que te lleve a tus objetivos reales de trabajo y no a tus impulsos más fáciles y deseables. Es decir, hacer difícil el acceso a esos impulsos (apagar el móvil, dificultar la conexión a internet, etc).

     Otro aspecto importante es el relacionado con la ansiedad. Los procastinadores pueden posponer una tarea debido al miedo que genera fallar, con lo que la persona ansiosa prefiere no afrontar ese miedo “a lo que pueda pasar si…” . Esto hace más fácil delegarlo del momento presente al futuro, generando una sensación de liberación momentánea (razones para no hacer las cosas), pero a la larga el problema no se resuelve, con lo que el malestar se mantiene en el tiempo hasta que se hace.

     Finalizando con la procastinación, tenemos la confianza en uno mismo. Cuando una persona se siente confiada en sus capacidades a la hora de hacer las cosas, es más fácil ponerse manos a la obra; y por el contrario, cuando una persona no tiene confianza , tiene más tendencia a no hacerlas. Si uno no pone en práctica esas situaciones pierde la capacidad de aprender de ellas e ir viendo cómo puede afrontarlas, con lo que los miedos y la baja confianza se mantienen.

Lo dejo para mañana, que aún queda tiempo.

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Las consecuencias de la procastinación están en relación directa con un trabajo de baja calidad y la reducción del bienestar personal.

La pereza y la vaguería pueden actuar como excusa para no ver los aspectos anteriormente señalados, y como forma de reafirmarse ante la inacción que supone la procastinación. El aquí y el ahora es lo que cuenta, el momento presente a la hora de hacer las cosas y decidir que hago, siempre que haya cierta flexibilidad (cansancio, demasiadas actividades realizadas en el mismo día), ya que todos tenemos derecho a descansar, pero el descanso producido por el trabajo aporta algo que no reporta la inacción: experiencia y sensación de plenitud.

“No existe pasión más poderosa que la pasión de la pereza”.

 Samuel Beckett (1906-1989)

 

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