Muchas princesas y príncipes han adornado la juventud de los más y las más peques de la casa. Si no eran princesas deseosas de conseguir a sus príncipes, eran príncipes deseosos de conseguir a sus princesas. En estas historias, muchas veces con final feliz, la esperanza era la subordinada a la realidad. La moraleja final trataba de indicar que ese sentimiento mantenido puede acabar por convertirse en realidad, desarrollando un pensamiento mágico y poderoso que puede volverse en mi contra si ese príncipe se vuelve una rana. ¿La esperanza puede volver se mi contra?

«La esperanza puede volverse en mi contra»


La esperanza, según la RAE, significa el estado emocional que aparece cuando se ve como posible el resultado de lo que se quiere o de lo que se desea. Una de las ideas que recoge esta definición radica en alimentarse de algo que no existe. Esto puede generar una pérdida de responsabilidad sobre la propia situación, asumiendo que solo con pensar en ello puede darse, y así aparecer la fantasía ilusoria.

«La esperanza puede volverse en mi contra debido en parte al deseo»

Se puede clasificar en dos categorías: la falsa y la realista. En la primera, fuera de los ejemplos reales que la proporcionan, una persona sigue creyendo que puede darse hasta la posibilidad de volverse en contra. En la segunda, se presentan pruebas, que aunque no son conclusiones, en ellas aparece un ápice de posibilidad lo que está claro es que la esperanza puede volverse en mi contra.

Ambos tipos de esperanza se relacionan con la visión del mundo y tienen un componente cultural en su esencia: la vivencia de la idealización de la realidad.

Numerosos autores, entre ellos Nietzche, han intentado analizar la relación negativa de una persona con este estado emocional. Tratando de llegar a las razones por las que puede acabar apoderándose de la persona mucho más de lo que se suele pensar.

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«La esperanza puede volverse en mi contra a la larga»


 «La esperanza puede volverse en mi contra por estar por encima de la realidad»

Ser una persona positiva es síntoma de salud. Pero la idealización a la hora de analizar las circunstancias y alcanzar una resolución puede generar sueños fantásticos o una impulsividad inherente hacia el cambio. Este proceso emocionalmente se vincula con el anhelo. El anhelo puede propiciar la aparición de pensamientos difusos con un intento de ser iluminados frente a la realidad de las circunstancias. Esta idealización puede a la larga utopizar las sensaciones, para después verse en una situación completamente diferente y volverse en mi contra.

«La esperanza puede volverse en mi contra porque nos pone a prueba ante el fracaso»

Esperar es vivir en la ilusión, y la esperanza es el sentimiento más intenso de lucha en pos del cambio. ¿Por qué entonces la esperanza puede volverse en mi contra? Pensar en los objetivos futuros es motivante, ayuda a vivir la vida. De ahí el germen de la ilusión. Pero ¿Qué sucede si ese germen de expectativas futuras genera una mayor decepción? ¿Y si éste es mantenido en el tiempo? Vivir de ilusiones mal gestionadas puede hacer que los seres humanos sean golpeados con fuerza. El cerrarse únicamente a la esperanza es cerrarse a las opciones. Estas son las que van a llevar a una persona a creer que ante las dificultades hay más alternativas. Es constructivo preveer tanto lo favorable como los posibles resultados en contra. Son lo que ayudan a prepararse ante la situación y a desarrollar la sensación de liberación.

«La esperanza puede volverse en mi contra porque nos mantiene desprovistos de herramientas»

Los pensamientos unidireccionales son sentenciadores. La rigidez mental que se puede establecer con la esperanza fija las ideas a través de una sola vertiente movida por sentimientos positivos, lo que no ayuda a visualizar los posibles riesgos. Gracias a los riesgos valoramos e implementamos ideas además de alternativas que ayudan a fortalecer la autoestima y la capacidad de adaptación. Este estado emocional de espera puede vivir de sí mismo, y volver a una persona presa de su propia fantasía.

No ayuda a aceptar la realidad de una situación irrevocable

Hay determinadas circunstancias en la vida a las que ese estado ilusorio puede tratar de mitigar sus efectos adversos. Hay enfermedades físicas degenerativas o enfermedades de carácter terminal, como el cáncer irreversible, que son prácticamente incurables según la ciencia. La esperanza puede volverse en mi contra en este tipo de situaciones porque genera una lucha interna contra el fracaso, una lucha por superar una realidad difícil de revocar y que puede acabar por tomar decisiones muy arriesgadas. La esperanza ayuda a vivir, pero vivir una vida en pos de ella puede hacer que se dejen muchas otras cosas por el camino, como disfrutar de cada momento de existencia o  incluso desarrollar frustración ante el continuo fracaso. Además, es fácil confundir la aceptación con rendirse, ser condescendiente, o conformarse.

En un estudio realizado por Cathal Kelly en la universidad de Michigan en el 2009, se investigó el comportamiento de varios pacientes a los que se eliminó el Colon por problemas de salud. Se hicieron dos grupos, aquellos a los que se les comunicó que el procedimiento era irreversible, y otro en el que se señaló que después de un tiempo de curación sus intestinos se podrían volver a conectar. Después de unas semanas ambos estaban luchando, mientras que al cabo de seis meses el primer grupo (al que se comunicó que el procedimiento iba a ser irreversible), mostró mucha más satisfacción con la vida. Además, el que esperaba una posibilidad de curación se mostró deprimido e infeliz. Este estudio demuestra que esperar puede volverse en mi contra a la larga y acabar generando decepción con la vida.

La esperanza puede volverse en mi contra y a la vez ser una de las fuerzas motivadoras de la vida. Resulta de especial relevancia en la ayuda de la búsqueda del camino personal y las ilusiones que pueden mantener a flote un barco. Pero si una persona no reconoce la situación ante la que se manifiesta, se puede hundir en la rigidez, fantasía e inflexibilidad de las aguas que lo rodean. ¿Eso que estoy pensando y en donde aparece la esperanza puede volverse en mi contra?

«Puede ser una de las fuerzas más potentes de la vida»

“La esperanza es paradójica. Significa estar listo en todo momento para lo que todavía no nace, pero sin llegar a desesperarse si el nacimiento no ocurre en el lapso de nuestra vida”.

Erich Fromm (1900-1980)


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