En las últimas décadas, una nueva corriente ha ocupado el espacio que no llenaban otras disciplinas psicológicas encargadas de trabajar el malestar de las personas, “la psicología positiva”. Desde sus orígenes está centrada en los aspectos que refuerzan al individuo y al conjunto de virtudes positivas asociadas a sus aptitudes y actitudes. Las fortalezas son uno de los entramados de esta rama de la ciencia de la conducta que adquiere gran importancia a la hora de darse cuenta de lo que uno es y tiene. Además, ayudan a aprender a superar las dificultades y retos que la vida manifiesta en el día a día.

¿Qué son? ¿Para qué sirven?  ¿Cuáles son sus orígenes?  La búsqueda de las fortalezas ayudará a que me levante cuando sea necesario. Los orígenes de esta rama de la psique humana son esenciales para conocer su propósito. Según la RAE (Real Academia de la lengua Española), fortaleza significa “fuerza y vigor”; Otra de las definiciones está relacionada con aspectos religiosos, señala que este concepto “es la virtud cardinal que consiste en vencer el temor y huir de la temeridad”. A su vez, en su concepción material, representa un espacio o “lugar fortificado” para soportar ataques o invasiones. En resumen, representan el conjunto de virtudes y aptitudes personales de un individuo para poder hacer frente a distintos acontecimientos vitales, ayudando a establecer una autoestima sana que actúe como “impulso inmaterial individual” ante las distintas experiencias de la vida.

¿Qué características tienen las fortalezas?

“Son gratificantes” y producen bienestar; “tienen valor intrínseco” en el sentido ético de la palabra. Esto quiere decir que las aptitudes humanas asociadas a la experiencia se pueden utilizar “en vano”, pero las virtudes y fortalezas no, no dependen de los demás para realizarse, ni hay competencia en su uso. “Son personificables”, es decir, se pueden identificar con actividades conocidas, como por ejemplo con la música, el arte, etc. Estas características y otras muchas representan la funcionalidad de los propios matices con las que se desarrollan, pero aún así, su definición y la acumulación de significados asociados demandan ser más específicos para poder indagar en su variedad.

  ¿Cuáles son los orígenes de las fortalezas y en que se diferencian de las virtudes?

Sus orígenes se remontan al año 1999, cuando Martin Seligman, considerado como el padre de la psicología positiva, además de Paterson y colaboradores, desarrollaron un catálogo de las fortalezas asumiendo el término “moralidad” en concepto de “buen carácter”;como antiguamente habían establecido Sócrates, platón y Aristóteles. De esta forma se podrían plasmar los distintos aspectos de la personalidad humana que permitieran delimitar que significa ser «buena persona». Para ello se han ido recorriendo distintas culturas como china, la India, la Griega y las herencias judías. Como resultado de todo este proceso, los autores encontraron un grupo de seis rasgos positivos, denominados virtudes  que incluyen diferentes fortalezas . Entre las virtudes están la sabiduría, el conocimiento, el coraje, la humanidad, la justicia, la moderación y la trascendencia. Estas virtudes son formas abstractas de representar aquellas fortalezas internas propias de ser humano que diferencian a unas personas de otras en términos de cantidad, algunas de ellas están relacionadas con el aprendizaje, la perseverancia, el amor, la amabilidad y otras muchas, hasta formar un total de 24 principales.

“Virtud es fortaleza, ser bueno es ser valiente; escudo, espada y maza llevar bajo la frente, porque el valor honrado de todas armas viste: no solo para, hiere, y más que aguarda, embiste”

Antonio Machado (1875-1939)