Una pareja va desarrollándose, creciendo, evolucionando de unos estadios a otros. El vínculo entre dos personas sufre fluctuaciones importantes a tener en cuenta en las necesidades de ambos y en el desarrollo de las etapas. Son estas las que van delimitando los cambios con el fin de descubrir que es lo más importante para los dos.

La pareja es un lugar de encuentros y desencuentros para el ser humano. Una persona se desarrolla desde la niñez hasta la etapa adulta, evolucionando a través de distintos periodos temporales, afrontando las circunstancias de la vida de distintas formas. En una relación las fluctuaciones también son parte de la esencia misma de su configuración. La pareja no es dada desde un principio como un lugar ideal que se sostiene por si solo, sino que va derivando y creciendo de múltiples formas. La adaptación y el autoconocimiento es fundamental para su desarrollo, y sobre todo para que ésta alcance la madurez necesaria para hacer frente a las dificultades que puedan ir surgiendo.

¿Qué etapas se desarrollan en una relación de pareja desde sus inicios?

ENAMORAMIENTO

El enamoramiento es una de las etapas más importantes en el proceso de conocimiento de la otra persona. Se denomina etapa de enamoramiento por esa razón: “no conozco al otro pero el tiempo y las circunstancias me harán darme cuenta de si somos compatibles. En esta etapa el sufrimiento es algo normal. Una persona necesita del contacto de la otra, la seguridad de que va a seguir a su lado, necesita descubrir lo que hay ante la incertidumbre. Todos esos aspectos son esenciales para poder saber cómo conquistar, o como ser conquistado/a. La necesidad de demostrar puede irse de las manos con el objetivo de conseguir esa certeza, con lo que puede dificultar la aparición del autentico yo.

 

CONOCIMIENTO

En cada una de las etapas hay características específicas. Si la relación ha conseguido llegar a este punto no todo era como parecía. Ante la necesidad de demostrar para conseguir el vínculo con el otro, se ha podido dejar de lado ese yo real. Esto puede suponer un fuerte contraste con el yo que la otra persona creía que había, y sobre el que se habían generado unas expectativas. En esta etapa, el conocimiento del otro hace que en la relación se descubra lo que hay de verdad: los hábitos que tiene la otra persona, las competencias como pareja, las emociones y las sensaciones que se influencian entre los dos. Las diferencias individuales serán una de las claves en la relación que haga que esta pueda prosperar en el futuro.

 

CONVIVENCIA

Algunas teorías hablan del vínculo a través de la convivencia. Pero hay que tener en cuenta que esta convivencia no es en todos los casos necesaria. Hay relaciones en las que los dos miembros deciden vivir en lugares separados y compartir temporadas, etc. A este respecto yo añadiría que la convivencia ha de ser voluntaria, no obligada. Este aspecto es fundamental, ya que si uno de los dos miembros decidiera no vivir en un mismo espacio puede ser un motivo importante de ruptura, sobre todo si las expectativas asociadas a la convivencia por el otro son tan exigentes que supongan esa separación. En el caso de convivir, varía enormemente el trato, y la rutina ejerce una influencia tan fuerte que puede llevar a que el deseo sexual se vea reducido, pero aumenten los proyectos en común. Esta es una de las etapas en las que la relación tiende a volverse más respetuosa, un apoyo a la hora afrontar las dificultades de la vida.

 

AUTOAFIRMACIÓN

En el caso que se establezca una relación de convivencia, las necesidades individuales acaban aflorando con más fuerza que nunca. Nunca antes cada uno de los miembros de la pareja necesita realizar actividades que formen parte de su individualidad, y no tan comprometidas con la otra persona. Se tiende a sentir que el derecho sobre la propia acción es fundamental, y aparecen las defensas individuales ante el desarrollo del camino de la autorrealización. De entre todas las etapas, en esta es prioritario el respeto por parte de ambos hacia la vida independiente del otro.

 

CRECIMIENTO

Tras el descubrimiento de los proyectos personales, y la capacidad de llevarlos a cabo con respeto tras el conocimiento de la relación, puede aflorar una repentina necesidad de compartir nuevos retos y aventuras con el otro, volviendo a recuperar una ilusión intensa por establecer nuevos objetivos en común.

 

ADAPTACIÓN

La vida en común conlleva una serie de circunstancias que rompen la dinámica que se llevaba hasta ahora. Fallecimientos, enfermedades, y otras muchas que forman parte y ante las que es necesaria la adaptación de ambos. Ante esas crisis, la incapacidad y el sufrimiento asociado puede llevar una serie de cargas insoportables por alguno de los dos miembros. Si estas son capaces de ser afrontadas por los dos, y adaptarse a las necesidades que se presentan, se encontrará la resiliencia suficiente para creer en su vínculo.

¿En qué etapa te encuentras?

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“Por eso no seremos nunca la pareja perfecta, la tarjeta postal, si no somos capaces de aceptar que sólo en la aritmética el dos nace del uno más el uno”

Julio Cortázar (1914-1984)

 

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