Las preocupaciones son parte del ser humano. Aparecen a lo largo de la vida, y son a través de ellas gracias a las que actuamos en numerosas ocasiones. Tienen una finalidad evolutiva, y también nos pueden recluir en el espacio más cerrado de nosotros mismos, ahuyentando las sensaciones de seguridad y dejando un resquemor profundo. ¿Cómo dejar de preocuparse?

¿Qué son las preocupaciones?


Las preocupaciones se pueden definir como los estados de desasosiego, inquietud, o miedo producidos ante una situación difícil o un problema. De ahí que las reacciones físicas asociadas a las preocupaciones sean numerosas, entre ellas, la tensión muscular, opresión en el pecho, sensación de falta de aire, etc. Es decir, las preocupaciones, sobre todo en su acumulación, van invalidando físicamente a la persona cuando no se hace cargo de ellas. Lo que puede conllevar sufrimiento, autocastigos, o incluso a descargar esa frustración con los  demás; es algo similar a la sensación de tener la mochila llena de piedras y que una piedra más pueda hacer que rompa, y que esa frustración se manifieste a través de la rabia..

«Van creciendo si no se gestionan o se liberan»

Las preocupaciones, por lo general, van creciendo sobre ellas mismas cuando se dejan ir de forma inconsciente, las cuales se conectan directamente con la ansiedad. Cuando esos temores no son ocupados, gestionados o aceptados, pueden invadir las ideas y rellenar el espacio vacío de la mente, agolpándose, lo que implica cada vez más una pérdida del autocontrol y sobre todo, de la “sensación de capacidad”.

¿Por qué aparecen las preocupaciones?

Las preocupaciones están relacionadas con la capacidad de afrontamiento, o con la sensación de “poder” afrontarlas, o como decía Steve Covey es su libro, “Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva”, con la influencia para gestionarlas.  En definitiva, cuando el grado de preocupación es excesivo y el grado de influencia para gestionarlas reducido, es cuando más nos afectan y más nos pueden desbordar.

 

Steve Covey, en su libro, “Cómo suprimir las preocupaciones”, analiza experiencias vivenciales y casos específicos sobre cómo diferentes personas las han gestionado. Entre estas historias menciona algunas herramientas básicas como, “vivir en el día a día sin alejarse en exceso del presente”, “ocupar la mente”, “centrarse en las actividades que realizamos con cariño”.

Bien es cierto que la psicología aborda muchas más cuestiones relacionadas con la gestión emocional, y cada persona tiene sus vivencias personales de las preocupaciones, y eso es un aspecto crucial a la hora de abordarlas. Lo más importante es observar y ser conscientes de lo que nos sucede dentro.

“La catástrofe que tanto te preocupa, a menudo resulta ser menos horrible en la realidad, de lo que fue en tu imaginación.” Wayne W. Dyer


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