Problemas de control de la ira

No es necesario rebuscar en exceso para poder ver los costes de la ira en los problemas de control. La rabia forma para del ser humano desde su nacimiento, puede convertir su vida en un camino de obstáculos difíciles de franquear sino se gestiona. La ira desorbitada puede romper parejas y otras relaciones afectivas de nuestra vida, y provocar la distancia con aquellas personas con las que pretendemos conseguir un acercamiento. Por lo cual, más que una necesidad, los problemas de control de la ira son difíciles de gestionar, y es importante saber cómo afrontar sus efectos y modular su intensidad.
«La confianza tiene un estrecho vínculo con la ira»
No es de extrañar que el coste más alto de los problemas de control de la ira se vean en las relaciones personales. Las relaciones más dañadas tras el explosivo efecto de la ira, por lo general, son las más relevantes. En un estudio de la universidad de Massachusetts (Averill), se ha constatado que la mayor parte de las veces que nos enfadamos lo hacemos con las personas que mejor conocemos. De ahí se podría llegar a la conclusión de que la confianza con otras personas puede llegar a convertirse en uno de los principales impedimentos a la hora de frenar los problemas de control de la ira; y más si no hay límites que la apacigüen.
«La ira potencia las agresiones y aumenta los problemas de control»
Una de las razones para dar marcha atrás en el momento de aparición la ira, es que puede llevar al aumento de la agresividad y a no asumir la responsabilidad. Hay una relación directa entre agresividad y violencia; es uno de los motivos por los que es necesaria su gestión. Además, también es fundamental trabajar aquellos condicionantes que llevan a los problemas de control de la ira desbordada.
La ira repercute sobre la salud.
Es normal que la aparición de la ira y los problemas de control para mitigarla, estén directamente relacionados con determinados signos físicos, como el aumento de la tensión muscular, opresión en el pecho, etc. Los costes de la ira han sido considerados por muchos investigadores, como un sistema emocional que nos mantiene preparados contra una amenaza. Aún as, también tiene sus contras a nivel fisiológico ante el exceso.
A principios del siglo XX, Walter Cannon, hizo investigaciones relacionadas con las respuestas de emergencia a las que denominó: ”reacción de lucha o de huida”. Ante una situación peligrosa, huir se relaciona directamente con la reacción que aparece ante la anticipación de la situación. Luchar está directamente relacionado con los problemas de control de la ira y con el requisito subjetivo natural de defenderse contra la amenaza externa.
¿Qué sucede a nivel fisiológico cuando aparece la reacción de lucha y nos defendemos?
La ira produce un Incremento de la tensión muscular; la adrenalina llega al torrente sanguíneo y la sangre se dirige hacia los grupos musculares necesarios de nuestro cuerpo. El ritmo cardíaco aumenta, la respiración también, y aparecen severos cambios en el metabolismo; haciendo, por ejemplo, que este detenga la digestión para poder dirigir toda la sangre hacia los grupos musculares necesarios que lideran los movimientos, lo que ayuda a preparar el cuerpo para la acción.
«La ira genera problemas de control difíciles de solventar sin un trabajo intenso en terapia»
En conclusión, la ira es útil cuando hablamos de enfrentar situaciones que amenacen nuestra vida, pero pierde su sentido cuando estamos confrontando situaciones de la vida cotidiana, lo que podría derivar en un elevado coste para nuestro cuerpo, como es el caso de las cardiopatías, e incluso puede romper parejas. ¿Hasta qué punto la ira me posee?
Si necesitas ayuda para trabajar problemas de control de la ira, podría ayudarte en el proceso. Cómo psicólogo, podemos ver qué situaciones generan las explosiones, y analizar que hacer al respecto. Si necesitas asesoramiento previo puedes pedir la sesión de prueba de 30 minutos sin coste.
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