Si me quiere, por qué me trata tan mal

Comprender el enigma de las relaciones amorosas no siempre es sencillo. Personas, en su mayoría mujeres, me han preguntado en consulta: “Si mi me quiere, por qué me trata tan mal”. Esta duda genera confusión, dolor emocional y, sobre todo, una contradicción que desgasta profundamente a quienes la experimentan. La psicología de las relaciones afectivas ofrece claves científicas y experienciales para entender por qué una persona puede decir que ama y, al mismo tiempo, mostrar conductas hirientes.
A lo largo de este artículo abordaré en detalle este fenómeno, basándome tanto en estudios académicos como en mi propia experiencia clínica con pacientes. El objetivo es ofrecer una visión clara, profunda y útil que sirva tanto a mujeres como a hombres para comprender y transformar sus vínculos amorosos.
«Si me quiere, por qué me trata tan mal»
La paradoja del amor y el maltrato emocional
Cuando alguien me pregunta en terapia: “si me quiere, por qué me trata tan mal”, lo primero que intento explicar es que estamos frente a una paradoja emocional. El amor debería ser un espacio de cuidado y apoyo, pero en algunos casos se convierte en un terreno de contradicciones.
El psicólogo Leon Festinger, con su teoría de la disonancia cognitiva (1957), ya describía cómo las personas pueden mantener dos ideas opuestas y generar justificaciones para sostenerlas. Así, una persona puede creer que ama, pero comportarse de forma dañina, justificando su actitud como “normal” o “inevitable”.
Lo paradójico es que quienes reciben ese maltrato suelen aferrarse a la parte afectiva: los momentos en los que la pareja muestra ternura, atención o compromiso. Y esa oscilación entre amor y dolor produce un enganche emocional difícil de romper.
Factores psicológicos que explican el “si me quiere, por qué me trata tan mal”
Este conflicto tiene múltiples raíces. No existe una única explicación, pero en psicología se reconocen factores recurrentes que ayudan a entender el problema.
Patrones de apego:
Según la teoría del apego de J. Bowlby (1969) y las posteriores investigaciones de Mary Ainsworth, la forma en que nos vinculábamos en la infancia influye en cómo sentimos amor y lo reproducimos en la adultez.
Personas con apego inseguro tienden a amar con miedo al abandono, oscilando entre la cercanía y la agresividad.
Quienes tienen un apego evitativo suelen mostrarse fríos o distantes, generando dolor en la pareja que busca mayor cercanía.
Historia personal de maltrato o trauma: dando sentido al “si me quiere, por qué me trata tan mal”
Muchas personas que hoy hieren a sus parejas provienen de entornos donde el amor estaba mezclado con violencia, desprecio o manipulación. Lo que en su infancia era normal, hoy se repite en sus vínculos, y suele ser más común en hombres.
Modelos culturales del amor:
La psicología cultural ha demostrado que existen mitos muy arraigados sobre el amor, como “quien te quiere te hará sufrir”. Estas creencias perpetúan dinámicas tóxicas que confunden el maltrato con pruebas de afecto.
Dificultades de gestión emocional:
En consulta psicológica, como psicólogo con perspectiva de género observo con frecuencia que quienes maltratan emocionalmente no saben manejar su frustración, su ira o sus inseguridades. Terminan volcando ese malestar sobre la persona a la que dicen amar.
El círculo vicioso del amor y el dolor “si me quiere, por qué me trata tan mal”
El maltrato no siempre es constante. Muchas veces alterna fases de afecto intenso con fases de distancia o agresión. La psicóloga Lenore Walker (1979) describió este proceso como el ciclo de la violencia, que incluye tres fases:
Acumulación de tensión: Pequeñas discusiones, críticas o gestos de desprecio.
Explosión: Un episodio de violencia verbal, psicológica o incluso física.
Luna de miel: Tras el conflicto, la persona agresora pide perdón, promete cambios y se muestra cariñosa.
Este ciclo hace que en su mayor medida las mujeres, aunque existen algunos casos aislados de hombres, que se aferren a la esperanza de que el amor verdadero está en la fase de reconciliación, olvidando temporalmente el dolor previo.
Impacto psicológico en quien recibe el maltrato cuando “si me quiere, por qué me trata tan mal”
Quien vive esta contradicción se enfrenta a un desgaste profundo. En mi experiencia profesional como psicólogo especialista en relaciones, observo síntomas recurrentes:
Ansiedad constante: miedo a la próxima discusión o al próximo estallido.
Baja autoestima: la persona comienza a creer que merece el maltrato o que no es suficiente o que lo hace todo mal.
Confusión emocional: se mezcla la ilusión por los buenos momentos con el miedo, la tristeza y la culpa.
La dificultad para poner límites es una norma: por temor a perder el afecto de la pareja ante amenazas o manipulaciones
Un estudio de Coker et al. (2002), publicado en American Journal of Preventive Medicine, demostró que las personas que viven en relaciones abusivas desarrollan mayor riesgo de depresión, ansiedad y problemas psicosomáticos.
Diferencia entre amor y dependencia emocional
Uno de los puntos centrales para responder a la pregunta “si me quiere, porqué me trata tan mal” es diferenciar el amor auténtico de la dependencia emocional.
Amor sano: implica respeto, cuidado mutuo, libertad y crecimiento conjunto.
Dependencia emocional: implica miedo al abandono, necesidad excesiva de aprobación y dificultad para separarse, aunque la relación sea dañina.
El psicólogo especializado en dependencia Walter Riso (2003) ha investigado ampliamente este fenómeno, explicando que la dependencia lleva a justificar comportamientos tóxicos bajo la idea de que “sin esa persona no soy nada”.
«En consulta noto que muchas personas confunden el sufrimiento con intensidad amorosa, cuando en realidad se trata de una señal clara de desbalance afectivo.»
La normalización del maltrato en la pareja “si me quiere, por qué me trata tan mal”
Otro aspecto clave es cómo se normalizan las conductas dañinas. Frases como “es su carácter”, “en el fondo me quiere” o “a veces soy yo quien provoca” son ejemplos de racionalizaciones que ocultan la realidad del maltrato.
«La justificación del comportamiento abusivo es un mecanismo de defensa ante el: si me quiere, por qué me trata tan mal”
La psicología social señala que la justificación del comportamiento abusivo es un mecanismo de defensa para no enfrentar la dura decisión de poner límites o terminar la relación.
Como psicólogo, a menudo escucho: “Sé que me hace daño, pero también tiene detalles preciosos conmigo”. Esta ambivalencia es la que mantiene viva la esperanza, aunque los hechos muestren lo contrario.
Factores de género en la pregunta “si me quiere, por qué me trata tan mal”
Aunque las estadísticas reflejan que la mayoría de la prevalencia de violencia de género se da de hombres a mujeres, también existen casos aislados en los que son los hombres los afectados, aunque en este caso es muy reducido.
En mujeres: se observa con frecuencia el impacto de desigualdades estructurales, donde el control y la sumisión son más aceptados culturalmente.
En hombres: suele aparecer con mayor invisibilidad, porque socialmente no se asocia la figura masculina con la posibilidad de ser víctima ( hay pocos casos). Esto genera vergüenza y silencio. «Vuelvo a señalar que se trata de casos aislados».
En los casos de violencia de género, la pregunta “si me quiere, porqué me trata tan mal” se vuelve una carga emocional difícil de sostener.
Lo que la neurociencia revela sobre el amor y el maltrato “si me quiere, por qué me trata tan mal”
La neurociencia también aporta luz sobre este dilema. El amor activa áreas cerebrales vinculadas al sistema de recompensa (dopamina), mientras que el maltrato activa el sistema de estrés (cortisol, adrenalina).
Curiosamente, la alternancia de placer y dolor en la pareja genera una respuesta similar a la de ciertas adicciones. Según investigaciones de Helen Fisher (2004), esta dinámica mantiene enganchada a la persona a pesar del dolor y el sufrimiento constante.
«La combinación de momentos de afecto con episodios de maltrato refuerza la dependencia biológica y emocional, lo que explica por qué muchas personas no logran salir fácilmente de estas relaciones.»
Señales de alerta para identificar un “si me quiere, porqué me trata tan mal”
En mi práctica clínica suelo señalar algunos indicadores que ayudan a diferenciar entre un amor sano y uno dañino:
Tu pareja te critica más de lo que te apoya.
Sientes miedo de expresar tus emociones o pensamientos.
Tus logros son minimizados o ignorados.
Las discusiones se convierten en humillaciones.
La relación te genera más ansiedad que paz.
Si al leer estas frases sientes que alguna encaja en tu situación, es muy probable que estés viviendo la paradoja de un amor que hiere.
El rol de la autoestima en esta contradicción: “si me quiere, por qué me trata tan mal”
La autoestima es un pilar fundamental en la respuesta a la pregunta “si me quiere, por qué me trata tan mal”.
Cuando la autoestima es sólida, resulta más fácil detectar conductas dañinas y establecer límites.
Cuando la autoestima está debilitada, la persona acepta el maltrato porque lo considera “merecido” o porque cree que “nadie más me va a querer”.
Investigaciones de Rosenberg (1965) y posteriores estudios en psicología clínica confirman que la baja autoestima se relaciona directamente con la tolerancia a relaciones abusivas.
Estrategias psicológicas para afrontar la contradicción “si me quiere, por qué me trata tan mal”
Cuando una persona se encuentra atrapada en la pregunta “si me quiere, por qué me trata tan mal”, es necesario un proceso consciente de análisis, aceptación y acción. Desde la psicología clínica, propongo varios pasos que han mostrado eficacia en consulta:
Reconocer la realidad sin excusas: aceptar que, aunque exista amor, también hay comportamientos dañinos que no deben justificarse.
Identificar patrones repetidos: observar si la relación sigue un ciclo de tensión, explosión y reconciliación, como describió Lenore Walker.
Expresar límites claros: comunicar de manera firme qué conductas no son aceptables.
Buscar apoyo emocional: hablar con amistades, familiares o profesionales puede marcar la diferencia.
Terapia individual: en algunos casos, la ayuda profesional permite desenredar dinámicas tóxicas y fomentar cambios reales.
En mi experiencia, las personas que logran romper este círculo empiezan a comprender que el verdadero amor se demuestra en los actos cotidianos, no en las promesas que nunca se cumplen, eso sí, en la mayoría de los casos requiere hacer un trabajo interior en terapia individual para ser conscientes y trabajarse en profundidad.
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Trabajar con personas que pasan por este tipo de situaciones en una parte de mi día a día. Como psicólogo especialista en relaciones y temas relacionados con el amor, si quieres podemos trabajar para que te conozcas más allá y puedas sentir que te hace mejor.
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El papel de la comunicación en el “si me quiere, por qué me trata tan mal”
La comunicación es un factor decisivo. Muchas veces, el maltrato no se expresa con gritos o golpes, sino con silencios hirientes, sarcasmos o indiferencia.
Comunicación violenta: frases como “nunca haces nada bien” o “eres una inútil/un inútil” socavan la identidad de la persona amada.
Comunicación pasiva-agresiva: consiste en expresar hostilidad de manera indirecta, generando inseguridad constante.
Falta de validación emocional: cuando los sentimientos de la pareja son minimizados o ridiculizados.
Estudios de John Gottman (1994), experto en relaciones de pareja, señalan que la presencia habitual de actitudes como el desprecio o la crítica constante predicen una alta probabilidad de ruptura.
Historias reales en consulta: comprender desde la experiencia
Sin revelar datos personales, puedo compartir situaciones recurrentes que escucho en terapia:
Una mujer de treinta años decía: “Sé que me quiere, porque después de cada pelea me pide perdón llorando, pero durante las discusiones me insulta y me dice cosas horribles”.
Una mujer de cuarenta confesaba: “Cuando estamos bien es la mejor persona del mundo, pero cuando algo no sale como él quiere, me ignora durante días”.
Estos relatos muestran que el amor se percibe en algunos momentos, pero las actitudes destructivas terminan pesando más. La psicología de la experiencia clínica confirma que estas contradicciones generan desgaste y confusión, y que no basta con las disculpas para construir una relación sana.
Mitos del amor que perpetúan el maltrato
La pregunta “si me quiere por qué me trata tan mal” también se alimenta de mitos sociales y culturales que justifican el dolor en la pareja. Algunos de los más comunes son:
“Quien bien te quiere, te hará llorar”: un refrán muy extendido que confunde el amor con el sufrimiento.
“Los celos son prueba de amor”: en realidad, los celos excesivos reflejan inseguridad y deseo de control.
“El amor todo lo puede”: aunque el amor es poderoso, no es suficiente para transformar personalidades violentas sin un trabajo terapéutico profundo.
“Cambiará por mí”: esperar que la pareja se transforme por amor suele ser una trampa emocional.
Estos mitos refuerzan la idea de que el maltrato es parte natural de la relación, cuando en realidad es una señal de desequilibrio afectivo.
Diferencias entre conflictos normales y maltrato psicológico
Es importante aclarar que toda relación, ya sea de una mujer con un hombre o viceversa, tiene conflictos naturales. La convivencia trae consigo discusiones, desacuerdos y momentos de tensión. La clave está en diferenciar:
Conflicto saludable:
Se discute con respeto.
Se busca una solución conjunta.
Ambos reconocen sus errores.
Maltrato psicológico:
Aparecen insultos, desprecio o humillación.
No existe disposición al cambio real.
El miedo reemplaza al respeto.
Entender esta diferencia ayuda a responder con claridad a la pregunta “si me quiere, porqué me trata tan mal”: no se trata de un simple desacuerdo, sino de una dinámica dañina.
El papel del poder y el control en el maltrato
La psicología social ha investigado cómo el poder influye en las relaciones. En muchos casos, la persona que maltrata no lo hace por falta de amor, sino por un deseo de controlar, dominar o sentirse superior.
El modelo de Pence y Paymar (1993), conocido como el Power and Control Wheel, describe cómo se utilizan tácticas como la intimidación, la manipulación económica o el aislamiento para mantener la dominación en la pareja.
«Cuando alguien dice querer, pero ejerce control constante, el amor se convierte en una herramienta de sometimiento.»
Estrategias para recuperar la autoestima
Salir de la contradicción de “si me quiere, por qué me trata tan mal” implica recuperar la autoestima perdida. En consulta trabajo estrategias como:
Reescribir la narrativa personal: identificar logros, cualidades y valores propios.
Establecer metas individuales: proyectos fuera de la relación que refuercen la identidad.
Red de apoyo social: recuperar amistades y vínculos familiares que refuercen la seguridad personal.
Terapia cognitivo-conductual: cuestionar creencias distorsionadas como “no valgo lo suficiente” o “nadie más me querrá”.
Investigaciones de Beck (1976) en terapia cognitiva muestran que cambiar los esquemas de pensamiento negativos ayuda a romper el círculo de dependencia y maltrato.
¿Es posible que una relación así cambie?
Una de las preguntas más frecuentes que recibo en consulta es: “¿Puede cambiar alguien que me maltrata, si de verdad me quiere?”.
La respuesta es compleja:
Suele ser extremadamente difícil verlo por la persona que maltrata y solo si existe un reconocimiento real del problema, compromiso terapéutico y disposición a modificar conductas.
«Lo normal es que no ocurra, porque muchas personas no reconocen su responsabilidad y prefieren justificar su comportamiento.»
El cambio es prácticamente imposible; no se puede depositar la esperanza en la promesa de la otra persona. El bienestar propio debe estar en primer lugar.
Lo que la investigación dice sobre relaciones abusivas
Existen estudios sólidos que ayudan a comprender mejor este fenómeno:
Stith et al. (2004) realizaron un metaanálisis que demuestra que factores como el estrés, los celos y la baja inteligencia emocional están vinculados con conductas abusivas en la pareja.
Campbell (2002) mostró que las consecuencias psicológicas en mujeres víctimas de violencia van desde el estrés postraumático hasta problemas de salud física.
Estos datos respaldan la idea de que el amor por sí solo no explica la permanencia en relaciones dañinas: es un fenómeno multifactorial que requiere análisis profundo.
Claves para responder: si me quiere, por qué me trata tan mal
Al final, la psicología nos ofrece una conclusión clara:
Sí puede haber amor, pero cuando se combina con maltrato, ese amor se convierte en una fuente de dolor.
La contradicción se mantiene por factores emocionales, biológicos, culturales y sociales.
La única manera de resolver el dilema es tomar conciencia, establecer límites y priorizar la propia salud emocional.
La respuesta, desde mi experiencia profesional, es que el amor verdadero nunca debería doler de forma constante. Si duele más de lo que alegra, no es amor sano, sino dependencia, miedo o confusión.
En definitiva: elige el amor que construye, no el que destruye y hace daño
En conclusión, la pregunta “si me quiere, porqué me trata tan mal” refleja una realidad dolorosa pero frecuente en muchas relaciones actuales. El amor auténtico se mide en respeto, cuidado y crecimiento mutuo.
Como psicólogo profesional, he visto cómo personas atrapadas en estas contradicciones logran reconstruir su vida, recuperar su autoestima y abrirse a vínculos mucho más sanos. El camino no siempre es sencillo, pero empieza por reconocer una verdad fundamental: quien ama de verdad no destruye, sino que acompaña y fortalece.
Aceptar esto no solo ayuda a sanar, sino también a construir una nueva manera de entender el amor, libre de culpas, miedos y falsas esperanzas.
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Bibliografía relacionada con «si me quiere, por qué me trata tan mal»
Blázquez Alonso, M., Moreno Manso, J. M., & García-Baamonde Sánchez, M. E. (2022). Estudio del maltrato psicológico en las relaciones de pareja en jóvenes universitarios. Electronic Journal of Research in Educational Psychology, 7 (18).
Echeburúa, E., Amor, P. J., Sarasua, B., Zubizarreta, I., Camarillo, L., & Ferre, F. (2023). La dependencia emocional en hombres maltratadores de su pareja en tratamiento comunitario: un estudio piloto. Anuario de Psicología Jurídica, 33 (1), 1–7.
Amor, P. J., Echeburúa, E., Camarillo, L., Ferre, F., Sarasua, B., & Zubizarreta, I. (2022). Dependencia emocional y maltrato en mujeres víctimas de violencia contra la pareja. Behavioral Psychology / Psicología Conductual, 30 (1), 291–307