El significado y el propósito son dos aspectos cruciales a la hora de vivir la vida. Tanto uno como el otro desarrollan parte de nuestro crecimiento personal, y hay ocasiones en las que pueden ser relevantes para salvarnos de las raíces del pesar, el miedo y la incertidumbre. ¿Cuáles son sus diferencias? ¿Cuál es el significado de propósito?

Significado y propósito

Una de las definiciones más relevantes de “significado” según la RAE es: “El valor que evoca cualquier signo o fenómeno interpretable”, otra más común sería: “que es conocido, importante o reputado en algún ámbito”. En lingüística está relacionado con el contenido mental que le es dado a un signo lingüístico, es decir hace referencia a la interpretación mental.

La pragmática del lenguaje estudia las formas en las que el contexto afecta al concepto de significado. Las dos formas existentes para la lingúistica son el contexto lingüístico y el contexto situacional. Dependiendo de estos dos factores esenciales el significado adquiere diferentes vértices, y en esos vértices da lugar a un número de interpretaciones creciente.

Las circunstancias adversas y las tragedias que en muchas ocasiones tenemos que afrontar como seres humanos, nos colocan en el camino del descubrimiento del propósito o el redescubrimiento. Hay una necesidad intrínseca en todos nosotros de creer en el orden de las cosas para dar sentido a nuestro mundo, para alcanzar la clase de comprensión que se requiere para establecer unos significados u otros; cuando podemos percibir una pauta tenemos el significado, cuando tenemos el significado podemos encontrar el propósito.

¿Qué es el propósito?

El propósito es la intención o el ánimo por el que se pone en marcha o se deja de llevar a cabo una acción. Está relacionado directamente con aquello que se pretende alcanzar, o lo que es lo mismo, la finalidad o la meta de cualquier acción que queramos emprender. La intención o el ánimo despierta  la motivación más inherente en la búsqueda de la necesidad de encontrar en ese objetivo un detonante para la acción. Sin encontrarlo es difícil que la tarea no se vuelva ardua y que la acción se realice a desgana.

Si el significado es la interpretación que hacemos de las circunstancias que tenemos delante de nosotros («hacia dónde las enfocamos«), necesita ser alimentado por nuestro criterio para ir un paso más allá y redescubrir el sentido de las cosas, y de ahí un rumbo que alcanzar o un propósito real a largo plazo.

Perder el sentido de las cosas es perder la motivación, y en sí, su significado. Y si perdemos el significado perdemos el propósito de lo que hacemos, porque simplemente, deja de tener una finalidad. ¿Qué ser humano pensante puede vivir a gusto sin un propósito?

“No hay ningún viento favorable para el que no sabe a qué puerto se dirige”. Arthur Schopenhauer (1788-1860)

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