A la mente le gusta sacar conclusiones precipitadas cuando se ve inmersa en la duda o el miedo. Cuando las personas interacccionamos con otras, las incertidumbres pueden despertar algo que provoque una reacción y una conclusión en base a acontecimientos limitados. Bienvenidas y bienvenidos a la distorsión cognitiva denominada Inferencia arbitraria.

¿Qué es la inferencia arbitraria?

La inferencia arbitraria es una de las numerosas distorsiones cognitivas o errores de pensamiento que filtran la información en base a argumentos propios y no objetivos. Es la tendencia de una persona a extraer conclusiones precipitadas en base a argumentos subjetivos, sin ver más allá.

Por lo general, la inferencia arbitraria, suele ser el producto de las experiencias inseguras pasadas que aumentan el grado de desconfianza de la persona en relación al medio que la rodea, o también el fruto de otros aspectos como la creencia de resolución de conflictos de forma precipitada en base a una confianza desmedida. Una cosa está clara, la mente sesgada a determinados acontecimientos, como sucede en la inferencia arbitraria, se vuelve incapaz de aceptar unas conclusiones fuera de sus percepciones, o le lleva a valorar las circunstancias de la vida desde el yo y no desde los acontecimientos que la rodean. Es decir, desde la desinformación precipitada, lo que puede estar fuertemente arraigado a los prejuicios.

Los prejuicios e intuición en la inferencia arbitraria.

Los prejuicios son los juicios que se hace una persona previos a una situación, y forman parte de la inferencia arbitraria. Si tenemos en cuenta la “teoría del condicionamiento operante” de Skinner, en la cual las consecuencias positivas de los acontecimientos tienden a reforzar el comportamiento y su repetición, los propios juicios de valor que se confirman con la atención en los hechos que los afirman, generan un reforzamiento de la propia conducta prejuiciosa y a extraer conclusiones precipitadas.

Esto puede llevar a creer de forma desmedida en las propias conclusiones precipitadas, relacionadas con la inferencia arbitraria, y valorar en exceso el valor previo a las acciones. De esta forma se generan sesgos confirmatorios.

Ejemplo de  sesgo confirmatorio que potencia la inferencia arbitraria: Un adulto está a acostumbrado a que su pareja le diga que tiene razón constantemente, esto puede llevar a que adquiera el poder de la razón, lo que puede generar a la larga que crea siempre en lo que dice frente a lo que la otra persona le está argumentando, sin dar pie al debate o a otras interpretaciones—“Como siempre tengo razón, voy a volver a tener razón haga lo que haga, piense lo que piense”—. Ahí puede aparecer el reforzador que multiplique el valor de los prejuicios frente a las circunstancias, dónde se puede valorar en exceso la idea de que lo sé, aunque no tenga argumentos para defenderlo, como señala la inferencia arbitraria.

¿No estaré asumiendo conclusiones precipitadas?

conclusiones precipitadas en la carretera

Muchas veces las personas nos replanteamos si lo que pensamos es lo que correcto o no. En ese proceso de reafirmarnos, es donde puede aparecer la necesidad de desarrollar confianza y potenciar la “autoconfirmación» en nuestras propias creencias sin verificar la realidad objetiva, lo que provoca la aparición de la inferencia arbitraria. Es en este punto, donde puede aparecer la necesidad de aplicar la intuición como vehículo de reforzamiento de la autoconfianza, y así potenciar las conclusiones precipitadas.

La inferencia arbitraria es compatible directamente con la intuición, debido a que ambas forman parte de la subjetividad y no de la objetividad. Además, a la hora de razonar conflictos, la intuición no ayuda a liberarse del “Yo”, y a valorar desde fuera lo que está sucediendo, con el fin poder analizar la parte que le corresponde al mundo que nos rodea.

«Con la inferencia arbitraria no podemos desligarnos de a subjetividad propia y del ego».

Con esto no quiero decir que haya que desconfiar de nosotros, pero si dar cierto margen a la duda, para que esta, al menos en cierta medida, nos ayude a plantear multitud de posibilidades frente a la vida, y a partir de ahí conocer algo más allá de lo que rodea nuestra propia percepción y limitación de nuestras ideas, y así evitar esa inferencia arbitraria.

“Hablan mucho de la belleza de la certidumbre como si ignorasen la belleza sutil de la duda. Creer es muy monótono; la duda es apasionante.” Oscar Wilde (1854-1900)

 

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