La vida necesita ser vivida, amada, odiada por momentos. Los seres humanos trabajan en sus costumbres para adaptarlas a su forma de pensar y de existir, encaminados hacia un lugar de orden individual dentro de su capacidad. Este mismo lugar  es el que lanza las emociones al unísono del caos reinante como punto de alarma a la llamada de ayuda ante el desasosiego. Ese donde los objetivos se pierden, el cansancio y el agotamiento de la lucha interna revuelve los estómagos, y donde una persona ya por fin dice ¡Basta! no puedo más.

«No puedo más»


No voy a hacerlo porque no puedo más.

Todas las personas tenemos como referencia el instinto de supervivencia, desde el primer ser humano que habitó la tierra hasta el último. Gracias a este instinto de búsqueda de protección, igual que el afrontamiento de la vida, ha requerido cierta rivalización. La sociedad no se queda atrás en la comparación y la concatenación de ideas reinantes que aluden “al ser mejor”. Esta rivalidad es el primer peldaño hacia la separación y el distanciamiento humano y uno de los gérmenes del sufrimiento. Como decía Jorge Bucay : “si quieres ser el mejor crearás competidores”, es el precio a pagar por la búsqueda del éxito. Tener éxito a nivel profesional o personal tiende a generar determinadas envidias que motivan la comparación y la desesperación ante la lucha por alcanzar los deseos. Son estos los causantes de muchas de las desesperaciones humanas y de la voraz ambición por la que determinadas personas sufren en su afán de generar necesidades supérfluas.

«Siento que no puedo más y no sé qué hacer»

No puedo más, es la respuesta ante el sufrimiento, ante la sensación de incapacidad, ante la búsqueda de lo que los seres humanos tratan de alcanzar y no consiguen. La desazón cuando no puedo más y la desnutrición del espíritu que se llena de júbilo, además del sufrimiento de lo que cree poder alcanzar y tras varios intentos fallidos no consigue. ¿Qué es la capacidad? Sino la sensación interna de empoderamiento a la hora de llevar a cabo una acción. No puedo más implica inanición del espíritu, dolor, embrujo de lo prohibido a lo que no se consigue acceder.

Capacidad versus no hacer

la capacidad del ser

Según la PNL (programación neurolingüística), la capacidad implica: ¿Qué es poder o no poder? ¿Qué es posible o imposible? Dónde aparece un juicio evidente de valor ¿Evidente para qué persona? En la naturaleza hay leyes: un elefante no puede volar,  los perros no pueden conducir. un coche no puede ir hasta el cielo. Sin embargo, los límites impuestos por las creencias de una persona son diferentes: “Soy así, por eso no puedo cambiar”, “es imposible hacerlo de otra forma”. En los matices de la capacidad residen los efectos que esta inflige sobre la autoestima. Había un antiguo terapeuta, iniciador de la terapia Gestalt, Fritz Perls, que cuando un cliente le decía que no podía hacer algo siempre respondía: “No me digas que no puedes, dime que no lo vas a hacer”.

¿Hasta dónde?


¿No puedo más o no lo voy a hacer?

No hay problema si una persona considera que posee determinadas capacidades (obviamente sin desafiar las leyes de la naturaleza). El problema existe cuando alguien considera que esa es la norma de sus creencias, y el miedo se apodera de las acciones novedosas de la vida ante los errores. En muchos casos se respira un estado de incompetencia del ser sin posibilidad de acción alguna. Entonces ¿Qué es lo que voy a hacer ante una acción que implica dificultad? ¿No puedo más?


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