Quiero comprender mejor qué es lo que me sucede

Cuando una persona se pregunta con sinceridad “quiero comprender mejor qué es lo que me sucede”, está abriendo una de las puertas más valiosas al autoconocimiento. Ese instante de reflexión, en el que hombres y mujeres por igual buscan respuestas, suele aparecer en momentos de crisis emocional, de incertidumbre o de cambio vital. Como psicólogo que trabaja con pacientes a diario, puedo afirmar que ese cuestionamiento inicial se convierte en el motor de procesos terapéuticos profundos que llevan a transformar la vida.
¿Qué nos dice la ciencia y la experiencia profesional al respecto?
En este artículo extenso y detallado encontrarás no solo un análisis de lo que significa hacerse esa pregunta, sino también una explicación fundamentada en estudios científicos, autores reconocidos en el campo de la psicología y ejemplos reales de la práctica clínica. El objetivo es ofrecer claridad a quienes desean comprender sus pensamientos, emociones y conductas desde un enfoque práctico y humano.
La importancia de reconocer la necesidad de comprenderse mejor y hacer al respecto
Decir “quiero comprender mejor qué es lo que me sucede” no es una simple frase: representa una toma de conciencia. Tanto en hombres como en mujeres, esa búsqueda indica que existe un malestar que no se quiere ignorar.
En psicología, Carl Rogers, uno de los referentes de la psicología humanista, sostenía que la tendencia al crecimiento personal es innata. Según su visión, cada persona posee en sí misma la capacidad de avanzar hacia una mayor comprensión y plenitud. Cuando escucho a un paciente decir que necesita entender lo que le ocurre, veo en ese momento una señal de que la motivación para el cambio ya está en marcha.
Qué significa realmente “comprender lo que me sucede”
Comprender lo que ocurre internamente se trata de conectar con tres niveles principales:
Nivel cognitivo: los pensamientos que aparecen de manera automática y las interpretaciones que hacemos del mundo.
Nivel emocional: los sentimientos y reacciones afectivas que a veces son intensas y difíciles de controlar.
Nivel conductual: las acciones o hábitos que repetimos sin darnos cuenta y que muchas veces nos generan problemas.
«Un hombre que siente que todo le sale mal y una mujer que no logra explicar por qué está constantemente ansiosa comparten una misma necesidad: entender la raíz de su experiencia interna.»
Factores que llevan a preguntarse qué me sucede cuando quiero comprender mejor
A lo largo de mi experiencia en consulta, he identificado que hay situaciones frecuentes que llevan a los pacientes a esa reflexión:
Crisis vitales: cambios de trabajo, rupturas de pareja, pérdidas familiares.
Síntomas emocionales: ansiedad, tristeza persistente, falta de motivación.
Sensación de vacío: no saber hacia dónde se dirige la propia vida.
Conflictos interpersonales: dificultades en las relaciones de pareja o familiares.
Según un estudio de Kessler y colaboradores (2005), más del 45 % de las personas experimentan en algún momento de su vida un episodio que les lleva a cuestionarse profundamente su bienestar psicológico. Esto confirma que no se trata de un asunto aislado, sino de una realidad común en mujeres y hombres de todas las edades.
El papel de la autoconciencia en la comprensión de uno/a mismo/a
En psicología se habla de autoconciencia como la capacidad de observar lo que sentimos y pensamos sin quedarnos atrapados en ello. Daniel Goleman, conocido por su investigación sobre la inteligencia emocional, explica que reconocer lo que pasa dentro de uno mismo es el primer paso para regular las emociones.
En mi práctica, cuando un paciente logra decir con claridad “me siento frustrado” o “estoy atrapada en una espiral de pensamientos negativos”, ya se ha dado un paso enorme hacia la comprensión. La autoconciencia permite nombrar el malestar, y lo que se nombra se puede trabajar.
Comprender no es justificar: la diferencia entre analizar y excusar
Una confusión frecuente es pensar que entender lo que sucede significa justificar conductas dañinas. Sin embargo, comprender implica describir y reconocer los procesos internos, no eximir de responsabilidad.
Por ejemplo, una mujer que se da cuenta de que su ira proviene de heridas emocionales pasadas no queda “justificada” para dañar a los demás, pero sí logra abrir un camino de cambio al identificar el origen de sus reacciones. Lo mismo ocurre con un hombre que se siente paralizado por el miedo al fracaso: comprenderlo no significa quedarse ahí, sino utilizar esa información para generar estrategias adaptativas.
Señales de que es momento de profundizar en lo que me sucede porque quiero comprender mejor
Cuando las personas llegan a consulta, muchas veces no saben exactamente qué les pasa. Sin embargo, existen indicadores comunes que muestran la necesidad de detenerse y comprender:
Cambios bruscos en el estado de ánimo sin motivo aparente.
Sensación constante de cansancio o falta de energía.
Pensamientos recurrentes de preocupación o autocrítica.
Aislamiento social o pérdida de interés en actividades habituales.
Confusión respecto a las metas vitales o sentido de vida.
Reconocer estas señales es clave, porque muchas veces las personas creen que “solo es una mala racha” y posponen el análisis. Pero cuanto antes se afronta, más posibilidades hay de generar cambios duraderos.
La influencia de la historia personal en lo que me sucede cuando quiero comprender
Nadie puede comprender lo que le pasa sin mirar su historia personal. Cada persona arrastra experiencias que dejan huellas emocionales profundas.
En mujeres, por ejemplo, es frecuente que las expectativas sociales o familiares influyan en cómo interpretan sus emociones.
En hombres, los mandatos culturales que desvalorizan la expresión emocional pueden hacer que se desconecten de lo que realmente sienten.
Autores como John Bowlby, creador de la teoría del apego, mostraron cómo las primeras relaciones con los cuidadores marcan patrones emocionales que se reproducen en la vida adulta. En la consulta observo constantemente cómo esas huellas de la infancia resurgen cuando alguien dice “quiero comprender mejor qué es lo que me sucede”.
Estrategias prácticas para comenzar a comprender lo que me pasa
Una vez que surge la inquietud, es importante tener recursos que permitan iniciar el proceso. Estas son algunas de las herramientas que suelo recomendar:
Escribir un diario emocional: anotar lo que se piensa y siente ayuda a detectar patrones.
Observar los desencadenantes: identificar en qué situaciones aparece el malestar.
Preguntar a personas de confianza: a veces los demás perciben aspectos que uno /a mismo/a no nota.
Consultar a un profesional de la psicología: porque una mirada externa y entrenada facilita ver lo que desde dentro cuesta percibir.
Lo que dicen los estudios sobre la búsqueda de autocomprensión
La psicología científica ha investigado este fenómeno. Un metaanálisis realizado por Silvia y O’Brien (2004) señala que la búsqueda de autocomprensión está relacionada con mayores niveles de resiliencia, porque quienes exploran sus experiencias internas desarrollan recursos para enfrentar situaciones adversas.
Además, un estudio de Trapnell y Campbell (1999) diferencia entre rumiación (dar vueltas de manera negativa a lo que pasa) y reflexión (examinar con curiosidad constructiva lo que uno siente). Este matiz es esencial, porque comprenderse no significa obsesionarse con los problemas, sino analizarlos de forma productiva.
Cómo diferenciar entre comprender lo que me sucede y sobrepensar
Una duda frecuente en mis pacientes es: “¿Cómo sé si me estoy comprendiendo o solo estoy pensando demasiado en lo mismo?”. La diferencia está en el propósito:
Comprender implica observar con un objetivo de cambio o aceptación.
Sobrepensar implica girar en círculos sin llegar a una conclusión útil.
Por ejemplo, un hombre que reflexiona sobre por qué evita compromisos amorosos puede descubrir heridas pasadas y trabajarlas. Una mujer que repite en su cabeza constantemente “¿y si fallo?” está sobrepensando, sin avanzar en la comprensión.
La relevancia del contexto cultural y social en lo que me pasa cuando quiero comprender
No se puede comprender lo que sucede sin tener en cuenta el contexto cultural. Muchas mujeres sienten presión por cumplir roles familiares o laborales, mientras que muchos hombres sufren el mandato de la autosuficiencia y la competitividad.
El psicólogo Lev Vygotsky ya señalaba la influencia del entorno sociocultural en el desarrollo psicológico. En la práctica clínica observo cómo estas influencias generan malestar cuando entran en contradicción con las necesidades individuales. Reconocer esta dimensión ayuda a liberar la carga de culpa: muchas veces no es un problema interno aislado, sino el resultado de presiones externas.
Cómo influyen las emociones reprimidas en lo que me sucede cuando quiero comprender
En muchas ocasiones, cuando las personas dicen “quiero comprender mejor qué es lo que me sucede”, lo que realmente intentan descifrar es el efecto de emociones reprimidas. Las emociones que no se expresan, tarde o temprano, encuentran un camino para manifestarse: insomnio, ansiedad, dolores corporales, irritabilidad o conductas impulsivas.
El psicoanalista Sigmund Freud ya había descrito cómo lo inconsciente opera en la vida diaria y cómo lo reprimido puede volver disfrazado de síntomas. Aunque sus planteamientos han sido revisados y criticados con los años, la esencia de su descubrimiento sigue siendo válida: lo que no se procesa, regresa de otro modo.
En consulta, suelo explicar que las personas pueden estar atrapadas en emociones antiguas no resueltas. Por ejemplo, la rabia contenida hacia un padre ausente puede transformarse en explosiones de enojo en la adultez. Reconocer esta dinámica es esencial para comprender lo que sucede en el presente.
Comprender el papel del cuerpo en lo que me pasa cuando quiero comprender que me sucede
No todo ocurre en la mente. El cuerpo también habla, y aprender a escucharlo es una parte fundamental del proceso de autocomprensión.
Muchas mujeres relatan que sienten opresión en el pecho o nudos en el estómago en situaciones de tensión.
Muchos hombres describen contracturas en la espalda, bruxismo o dolores de cabeza cuando atraviesan periodos de presión laboral o personal.
Estudios de la psiconeuroinmunología han mostrado cómo el estrés crónico impacta directamente en el sistema inmunológico (Segerstrom & Miller, 2004). En otras palabras, no comprender lo que nos sucede puede terminar afectando incluso a la salud física. Por eso insisto con mis pacientes en que prestar atención a las señales corporales es una vía legítima y científica para comprender mejor la experiencia emocional.
«Prestar atención a las señales corporales nos conecta con la consciencia emocional»
La diferencia entre comprender y cambiar
Un aspecto delicado es que comprender no significa cambiar de inmediato. Muchas personas se frustran porque, aunque logran entender el origen de su malestar, no ven resultados rápidos en su vida cotidiana.
!La comprensión es solo el primer paso. El cambio requiere tiempo, constancia y muchas veces un acompañamiento profesional de un psicólogo». Sin embargo, sin comprensión, el cambio se vuelve imposible, porque sería como intentar curar un síntoma sin conocer la enfermedad que lo produce.
Lo he visto en hombres que, tras comprender que su ira proviene de inseguridad, pudieron empezar a trabajar en su autoestima. O en mujeres que, al reconocer que su tristeza estaba vinculada a un duelo no resuelto, encontraron el espacio para elaborar esa pérdida.
La autocompasión como clave para comprender lo que me sucede cuando quiero conocerme mejor
Otra herramienta poderosa que diferencia la comprensión sana de la autocrítica destructiva es la autocompasión. La investigadora Kristin Neff (2003) demostró que las personas que se tratan con amabilidad a sí mismas tienen mayor capacidad de resiliencia y menor tendencia a la depresión.
En la práctica clínica noto que cuando alguien se dice “quiero comprender mejor qué es lo que me sucede” con una actitud de respeto hacia sí mismo/a, el proceso avanza con más fluidez. Por el contrario, cuando la frase está teñida de reproche (“¿qué me pasa, por qué soy tan débil?”), la comprensión se bloquea y se transforma en un círculo de culpa.
Lo que me sucede no es igual que lo que me define
«Un error frecuente es pensar que lo que sentimos en un momento dado define nuestra identidad». Una mujer que atraviesa una etapa de ansiedad puede llegar a decir “soy ansiosa”, o un hombre que pasa por un periodo depresivo puede concluir “soy débil”.
Sin embargo, es fundamental diferenciar entre estado e identidad. Lo que sucede ahora no es lo mismo que lo que eres. Esta distinción permite ver el malestar como algo transitorio y modificable, no como una condena permanente.
La terapia cognitiva conductual, con autores como Aaron Beck, ha insistido en la importancia de cuestionar las etiquetas absolutas.
«Comprender implica observarse con más matices, entendiendo que la vida emocional está en constante movimiento.»
El poder de compartir lo que me pasa
Comprender mejor lo que sucede no siempre puede hacerse en soledad. Compartir con alguien de confianza lo que sentimos abre la posibilidad de recibir perspectivas nuevas.
En mujeres, hablar con amigas o familiares suele ser una estrategia frecuente, aunque no siempre suficiente.
En hombres, existe mayor dificultad para abrirse emocionalmente, lo que genera un efecto de silencio acumulado que incrementa el malestar.
Un estudio de Pennebaker (1997) mostró que expresar emociones en palabras tiene un efecto terapéutico comprobado: mejora el bienestar psicológico y reduce síntomas físicos. Por eso, muchas veces, verbalizar la frase “quiero comprender mejor qué es lo que me sucede” ante otra persona es ya un inicio de alivio.
Obstáculos más comunes para comprender lo que me pasa cuando quiero aclarar las cosas
Existen barreras que impiden avanzar en este camino. Algunas de las más frecuentes que observo en consulta son:
Miedo a descubrir algo doloroso: muchas personas prefieren no profundizar por temor a enfrentar verdades incómodas.
Negación: minimizar o ignorar las señales internas.
Presión social: sentir que no se tiene derecho a sentirse mal porque “a otros les va peor”.
Autocrítica excesiva: juzgar cada emoción en lugar de comprenderla.
Superar estos obstáculos es parte del proceso terapéutico. Lo importante es recordar que comprender no significa abrir una caja de Pandora, sino ordenar lo que ya está presente de manera desordenada.
Ejemplos que ilustran la búsqueda de comprensión
M., una mujer de 34 años, acudió a terapia porque no entendía por qué cada vez que se acercaba a una relación afectiva sentía ansiedad extrema. Al comprender que su historia de abandono infantil se reactivaba en esos vínculos, pudo trabajar en su seguridad personal.
J., un hombre de 42 años, llegó diciendo “quiero comprender mejor qué es lo que me sucede porque nada me llena”. Descubrimos que había construido su vida en base a expectativas ajenas y nunca se había detenido a preguntarse qué deseaba realmente. Al hacerlo, inició un proceso de reconexión con sus propias metas.
Ambos casos muestran que el autoconocimiento no es un ejercicio teórico, sino una experiencia vital que transforma la manera de vivir.
¿Por qué la comprensión debe ir acompañada de acción?
Comprender sin actuar es como leer un mapa y nunca caminar. Una vez que se entiende qué está ocurriendo, se deben dar pasos concretos hacia el cambio.
En mujeres, esto puede traducirse en tomar decisiones sobre relaciones que generan daño. En hombres, puede implicar buscar un equilibrio entre el trabajo y la vida personal. La acción es la confirmación de que la comprensión se ha convertido en una herramienta práctica.
El camino nunca es lineal: recaídas y avances forman parte del proceso
Quienes buscan comprender lo que les pasa suelen frustrarse porque el progreso no es lineal. Hay días de claridad y otros de confusión. En terapia suelo insistir en que estas fluctuaciones son normales y no significan retroceso.
Un estudio longitudinal de Prochaska y DiClemente (1983) sobre los estadios del cambio muestra que los procesos humanos avanzan en espiral, no en línea recta. Esto significa que, aunque parezca que se vuelve al punto de partida, en realidad se avanza con cada ciclo.
«Aunque haya recaídas hay cambios»
Comprender como herramienta de resiliencia
La resiliencia es la capacidad de enfrentar la adversidad y salir fortalecido/a. Comprender lo que sucede permite interpretar las experiencias dolorosas de manera constructiva. Viktor Frankl, en su obra El hombre en busca de sentido, relató cómo incluso en los contextos más extremos es posible encontrar significado.
Cuando alguien se dice “quiero comprender mejor qué es lo que me sucede”, lo que en el fondo busca es sentido. Y el sentido es lo que transforma el dolor en aprendizaje.
«El sentido es lo que transforma el dolor en algo más a aprender cuando quiero comprender que me sucede»
Cómo saber que estoy avanzando en la comprensión
Algunos signos que indican que el proceso de comprensión está en marcha son:
Mayor capacidad de poner en palabras lo que se siente.
Reducción de la confusión interna.
Sensación de alivio tras identificar patrones.
Apertura a nuevas formas de actuar.
Disminución de la autocrítica y aumento de la autocompasión.
Estos indicadores muestran que el camino, aunque largo, empieza a dar frutos.
La motivación que impulsa a seguir comprendiendo
El motor final de todo este proceso es la motivación por vivir mejor. Hombres y mujeres buscan comprenderse porque desean más paz, más autenticidad y más conexión con lo que realmente son.
Como psicólogo, he comprobado que cuando esa motivación se mantiene, los obstáculos se vuelven superables. Comprender no garantiza eliminar todo el sufrimiento, pero sí permite vivir con mayor claridad y coherencia.
En definitiva: comprender lo que me sucede como acto de valentía
Decir en voz alta “quiero comprender mejor qué es lo que me sucede” es un acto de valentía. Implica reconocer que algo no está bien y que se desea cambiar. Significa aceptar que la vida no siempre se entiende de inmediato, pero que vale la pena explorarla con profundidad.
Este recorrido, avalado por estudios científicos, teorías psicológicas y experiencias reales en la consulta, muestra que tanto mujeres como hombres tienen la capacidad de transformar su vida a través del autoconocimiento.
La invitación es clara: no ignores esa voz interna que pide comprensión. Hazle caso. Porque al comprender lo que sucede dentro de ti, estarás dando el paso más importante hacia una vida más plena, auténtica y significativa.
Como psicólogo si quieres te puedo acompañar en tu comprensión de ti
El papel de un psicólogo es muy importante en este tipo de procesos, actúa como un reflejo de lo que uno no ve.
Como psicólogo especialista en distintos campos: inteligencia emocional, relaciones, familia, rupturas, podría echarte una mano al respecto. Si quieres puedes escribirme un mensaje instantáneo desde el icono verde de debajo de la pantalla, o si lo prefieres desde la pestaña de contacto. ¡Un abrazo!
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Bibliografía relacionada con quiero comprender mejor qué es lo que me sucede
Chen, S. P., Chang, W. P., & Stuart, H. (2020). Self-reflection and screening mental health on Canadian campuses: Validation of the mental health continuum model. BMC Psychology, 8(1), 76
Toyama, M., & Sakurai, S. (2000). Self-perception and mental health. Japanese Journal of Educational Psychology, 48(4), 454-461.
Vollrath, M., Dyg, S., & Natvig, G. K. (2001). The role of self-understanding in resilient individuals: the development of a perspective. Journal of Personality and Social Psychology, 80(1), 123-137. (Este artículo es parte de los trabajos citados en “The role of self-understanding in resilient individuals…”)